Hablar de los mejores alfajores de Medina Sidonia es algo complicado, debido a que este pueblo es reconocido a nivel mundial por el sabor peculiar de sus alfajores. Siendo tan popular, obvio, que no solo en un lugar venden este delicioso postre, que entre otras cosas forman parte de su cultura gastronómica desde hace siglos.
Los mejores alfajores de Medina Sidonia
Medina Sidonia es la capital de los dulces del mundo árabe y no hay otro lugar en la tierra que haga dulces tan maravillosos. Hoy en día, la fama de los dulces Asidonaise y los dulces de Medina se extiende más allá de las fronteras de la provincia e incluso de Andalucía. La fragancia perdurable que producen los talleres impregna la ciudad, ya que esta tradición artesanal, envidiable desde la época árabe, obliga siempre a los visitantes a comprar deliciosos pasteles y dulces.
Hay una variedad de productos, completamente ajenos a la época del año, a excepción de los emblemas navideños distintivos y el pan dulce.
En cualquier momento puedes disfrutar de maravillosas tortas paradas (una canasta de almendras rellenas con cabello de ángel) y deliciosos amarguelos (mazapán hecho con almendras, almendras amargas y azúcar). Piñonates, Yemas y Pastas, así como el famoso postre asidonés, el Alfajor.
Una receta blindada
No importa en que establecimiento se haga, el alfajor siempre contiene la misma receta, y esta se transmite de padres a niños y así sucesivamente. El secreto está actualmente protegido por empresas que conforman un grupo de fabricantes de Medina Sidonia Medina.
Fermín Mesa Rodríguez es descendiente directo de una familia que lleva más de siglo y medio en la industria de la confitería. En ese momento, la casa estaba a cargo de tres hermanas de apellido Trejos.
En la ciudad, estas tres pasteleras son conocidas y referidas como las «hermanas Trejas», con apellidos femeninos. Tanto es así que en la versión original, la pequeña empresa familiar denominada: “Antigua Casa de Trejas Hermanas”, fue fundada en 1825.
El pastelero Fermín aprende de la escuela de su padre José, y su madre y su hermana lo ayudan en esta actividad. La prensa también ha escrito sobre él muchas veces. Sigue siendo un panadero apasionado y fiel a su lema: “Para los alfajores no hay máquinas ni aditivos, solo calidad, leña y fuego”. Mantiene inalterable la imagen y el origen de estos productos, protegiendo siempre conscientemente un tesoro que asegura un futuro lucrativo (si algún día algo puede desaparecer de este mundo, se perderá).